Tercer capítulo de “Inteligencia Artificial + Humana”. Un proyecto de Clubes de Ciencia España, producido por La Constante. Ya disponible en Youtube e iVoox. Próximamente en Spotify y Apple Podcasts.
Hoy, Miguel Peláez (Presidente de Clubes de Ciencia España), entrevista a Antonio Rodríguez de las Heras.
Antonio es un humanista contemporáneo, catedrático de la Universidad Carlos III y director del instituto de cultura y tecnología en la misma universidad. Entre otras actividades profesionales y premios, desde hace un par de años se le puede leer en ElPais Retina. En dicho espacio transmite sus reflexiones sobre la transformación digital que la civilización humana experimenta demostrando una visión menos provinciana, que la propia emergente de la visión económica, y mas humanista, centrada en el factor que universaliza todo: el ser humano.
Hasta donde conozco, su actividad profesional ha estado siempre encaminada a compartir, a comunicar, a los demás una visión fundamentalmente humana de la tecnología y de sus implicaciones socio-económicas. Esto lo hace de manera virtuosa a veces fundiéndose con la propia tecnología para llegar a mas gente, otras empleando la estética educativa de la poética para llegar de una manera sorpresiva y otras muchas usando ambas estrategias. Personalmente disfruto mucho cuando mi vida se cruza, aunque sea tangencialmente, con personas como Antonio.
Antonio comparte conmigo su visión de lo que supone la IA como un agente revolucionario que va a permear cada una de las áreas que podamos identificar, componen nuestra sociedad. La IA va a conllevar muchos cambios de valores empezando por uno que aun siendo una magnitud física va a cobrar un mayor peso en nuestra vida: hablo del tiempo. El tiempo, que sin duda es una variable física, va a adquirir un mayor peso en nuestra vida debido al nuevo balance entre la labor profesional y lo que hoy llamamos ocio. Este nuevo balance vendrá definido a medida que se integren los sistemas de inteligencia artificial que suplan ciertos procesos de negocio. Decia Quevedo que el valiente tiene miedo del contrario y el cobarde de su propio temor. Si algo has de quedarte de esta conversación es que es momento para reflexionar, aunque lo hagas (justificadamente) con miedo a lo desconocido.